Te quiero. Dos palabras tan inofensivas y a la vez tan peligrosas. Es como si tuvieran vida propia. Para algunos el escucharlas les produce una especie de euforia en el interior, y para otros tiene el efecto de hacerles salir corriendo a todas prisa.
Realmente es necesario oír esas palabras mágicas? Realmente importa tanto que alguien te diga que te quiere? que es lo que pasa realmente? Es que necesitamos que nos alegren el oído, o es que somos personas tan inseguras e infantiles que necesitamos un caramelito?
Mi amiga Carla es de esa clase de chicas cuya idea clara en la vida es casarse, y a poder ser de la manera mas a la antigua posible, con todo lo que conlleva eso, desde la pedida de mano, hasta el regalo del reloj al novio etc etc. Así que por lo que os podéis imaginar, el te quiero va incluido en el menú. Cada pareja con la que sale tiene que vomitar esas palabras en menos de un mes, o sino, se sale de su canon de vida y corta con la relación.
En mi caso tengo que decir que yo no soy de esas. No señor. A mi no me importa en absoluto escuchar esas palabras magicas. Con esto no quiero decir que a nadie le amarga un dulce y que cuando las oigo realmente me fascinen, pero para mi, lo importante son los hechos. Hechos tales como que tu pareja te de un beso casa mañana antes de irse a trabajar. Que te mire cada día como si no hubiera un mañana y tuviera que exprimir hasta el ultimo segundo para acordarse de todos tus rasgos. Que te coja de la mano, que te traiga chocolate en esos días en los que una mujer necesita dulce. Esa clase de hechos, os aseguro que valen mas que un Te quiero.
Hay hombres que no tienen en su programación genética esas palabras y eso no significa que no te quieran o que no sepan querer. Darles su tiempo y veréis como si es el adecuado os lo demostraran de otra manera. Ya usaran su imaginación.
Como dice el gran poeta Goethe, se tiende a poner palabras allí donde faltan las ideas.
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